domingo, 16 de mayo de 2010


En el proceso hacia la madurez cristiana, si bien no todo depende del hombre, tampoco todo depende de Dios. En 2 Pedro 1:3-4, Dios nos habla de su trabajo en nosotros a través de Jesucristo. Seguidamente, a partir del verso 5, dice: «... poniendo toda diligencia por esto mismo, añadid a vuestra fe...». Allí, la Palabra de Dios nos ordena nuestra parte.

Así es el camino hacia la adquisición de un carácter cristiano; una combinación, una armonía de voluntades y trabajos entre el Señor y el señoreado, donde el hombre decide vivir en Dios, en su poder, en obediencia absoluta a su voluntad. Si bien el poder de Dios actúa en mí, yo necesito estar dispuesto y tomar decisiones que Él no tomará en mi lugar y para esto podemos usar dos grandes recursos:


HÁBITOS
Todo hábito es la costumbre adquirida por la repetición de un acto. También se lo define como una habilidad adquirida para obrar con facilidad.

CARÁCTER
Carácter proviene de una palabra griega que significa: «marca»; una marca en la vida que define a los sujetos que la poseen. A pesar de las tergiversaciones del término, «una persona de carácter» significa que tiene:

a) Fidelidad a sí mismo
b) Firmeza en esa fidelidad
c) Una sola dirección en la vida

De allí tenemos que carácter cristiano signifique:

a) Fidelidad a Cristo que vive en mí
b) Firmeza en esa fidelidad
c) Una sola dirección en la vida

En suma: vivir para Jesucristo. Cristo formado en mí (Gá. 4.19). Yo, con una sana personalidad cristocéntrica.

Decimos otra vez: carácter es el resultado de costumbres, actitudes, hábitos, que vamos formando en la vida. «Siembra una acción y recogerás un hábito, siembra un hábito y recogerás un carácter.»

¿CÓMO ADQUIRIMOS UN HÁBITO?
Disciplina y hábito van de la mano. El hábito es el resultado de la disciplina. Disciplina es autoeducación voluntaria, que tiene su base en la obra del Espíritu Santo según su poder, el conocimiento (nutriente) que tomamos de la Palabra y la obediencia a ella (2 Ti. 1:7).

Recordemos que la meta es, siempre, formar un carácter cristiano. Hemos nacido con naturaleza pecaminosa y en un mundo (sistema) pecaminoso. Hemos formado hábitos neutros, amorales, que nada tienen que ver con el pecado (manejar la cuchara, el tenedor, abrochar una camisa, encender la luz, leer y escribir, etc.), pero también tenemos hábitos pecaminosos, producto de nuestra naturaleza y del sistema en que vivimos (contestar mal cuando nos hablan mal, dejar que el instinto egoísta desarrolle hábitos que buscan siempre mi interés por sobre el del prójimo, en lugar de tener sed de justicia desarrollar sed de venganza, llegar tarde al trabajo, tener hábitos viciosos, etc.). En la formación de un carácter cristiano debemos trabajar para cambiar nuestros hábitos negativos por otros positivos.

FACTORES PARA EL CAMBIO
Efesios 4:22-24

1) Despojarse o desnudarse de la pasada manera de vivir (1 Pe. 1.14).
2) Cambiar la mente (Ro. 12.2-3; 1 Co. 14.20; Flp. 4.8).
3) Vestirse (Ro. 13.12-14; Ef. 6.11; Col. 3.12,14).

La práctica de la santidad lleva a la santidad y, si uno aprendió el mal, también puede aprender el bien. Esto requiere diligencia y energía, además de tiempo. No se pueden esperar cambios rápidos y profundos. Lo que a veces llamamos cambios rápidos son el resultado, a menudo, de muchos años de labor paciente del Espíritu Santo quebrantándonos y llevándonos al cambio.

Siempre debemos tener en cuenta que Dios ayuda, pero que debemos aplicar los medios que Él ideó: control por su Espíritu, oración, alabanza, agradecimiento, estudio diligente de su Palabra, obediencia, comunión y discipulado.

Forme el hábito de hacerle caso a Dios en todo lo que le agrada.

¡¡¡TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE!!!! FILIPENSES 4:13 =)

No hay comentarios:

Publicar un comentario


Get a playlist! Standalone player Get Ringtones