DESARROLLANDO CARÁCTER CRISTIANO EN TUS HIJOS
Lectura Bíblica: 2ª Pedro 1:3-10.
Introducción: En el proceso hacia la madurez cristiana, si bien no todo depende del hombre, tampoco todo depende de Dios. El pasaje que acabamos de leer nos habla del trabajo que Dios hace en nosotros a través de Jesucristo, pero en el versículo 5 también nos dice “poniendo toda diligencia por esto mismo añadid…” Allí la Palabra de Dios nos ordena nuestra parte.
Todas las cualidades de carácter que se mencionan en los versos del 5 al 7 son algunas de muchas otras que como cristianos debemos desarrollar en nuestra vida.
Hoy estamos aquí para aprender cómo desarrollar carácter cristiano en nuestros hijos. De acuerdo a un estudio que hicieron las universidades de Harvard y Stanford reportaron que cuando una empresa va a contratar a una persona para un puesto de trabajo o bien para ser promovido a un puesto más alto el ochenta y cinco por ciento de las empresas se fijan en las actitudes de la persona y el quince por ciento en las habilidades técnicas o específicas, es decir en las aptitudes.
Esta estadística nos deja muy en claro que el carácter de nuestros niños importa más en la vida que su rendimiento académico.
Existe un proverbio chino que dice:
-Si piensas en fruto para un año, siembra trigo
-Si piensas en fruto para 10 años, planta un árbol
-Si piensas en fruto para cien años, educa a un niño.
Educar a un niño conforme a la Palabra de Dios, es ayudar a desarrollar en el niño un buen carácter cristiano.
Sabían ustedes que el índice de conversión a Cristo en los niños es:
En menores de 5 años el 0.4 %
De 6 a 15 años el 80 %
Y de 16 a 80 años el 19.6 %
Por lo tanto los niños de 6 a 15 años son la tierra más fértil para que la semilla de la Palabra de Dios sea sembrada y germine y dé buen fruto y fruto que permanezca.
Pero el desarrollo de carácter en los niños empieza por los padres, la familia, la Iglesia y el entorno que le rodea. Así que en este primer tema hablaremos de cómo desarrollar verdadero carácter cristiano pero no solamente en nuestros hijos, sino primeramente en nosotras como madres.
Aquí tenemos 4 objetos (un cepillo de dientes, un control de tele, una Biblia, una taza de café). Qué relación existe entre estos objetos.
Que todos crean hábitos. Si bien cada uno de ellos crea hábitos en la vida de una persona, pueden ser buenos hábitos como el cepillarse los dientes después de cada comida o leer la Biblia diariamente ó malos hábitos como el de tomar café todos los días a pesar de que el médico ya lo prohibió o el ver la TV y no tener tiempo para otra cosa (qué terrible es darle tiempo a la telenovela y no a los hijos).
Los Hábitos.
Todo hábito es la costumbre adquirida por la repetición de un acto. (El lavarse los dientes).
Una acción bien hecha se produce con mayor facilidad al ser repetida; (manejar un automóvil).
Los hábitos ya formados sólo necesitan ser desarrollados, porque ya son un hábito, sin necesidad de ocuparnos en pensar mucho en cómo hacerlo, porque lo bien aprendido nunca se olvida. (Una secretaria escribiendo en la máquina, el meter los cambios de velocidad en el carro, cambiar el pañal a un bebé).
Existe una famosa frase dicha por Samuel Smiles que dice “Siembra un pensamiento y cosecharás un acto; siembra un acto, y cosecharás un hábito; siembra un hábito y cosecharás un carácter; siembra carácter, y cosecharás un destino”.
Por lo tanto la suma de hábitos y costumbres definen el carácter de una persona.El Carácter. Carácter proviene de una palabra griega que significa: “marca” una marca en la vida que define a los sujetos que la poseen.
Por lo tanto una persona con “carácter cristiano” es aquella que tiene:
Fidelidad a Cristo.
Firmeza en esa fidelidad
Una sola dirección en la vida.
Es decir: debemos vivir para Jesucristo, es ver a Cristo formado en mí (Gálatas 4:19), es anhelar vivir con una sana personalidad Cristo-céntrica.
¿Alguien de ustedes sabe que significa la palabra cristiano? Cristo en pequeño, y esta es la meta, cada día parecernos más y más a nuestro Señor Jesucristo.
Si lo que queremos es desarrollar carácter, y la suma de hábitos y costumbres van a darnos como resultado un buen carácter. Entonces empecemos por adquirir buenos hábitos cristianos.
No podemos empezar a correr sin antes caminar, o bien gatear. Entonces, vamos adelante en dar nuestros primeros pasos en esto de desarrollar carácter cristiano, lo cual se alcanzará adquiriendo buenos hábitos.
¿Cómo adquirimos un buen hábito?
Recordemos que la meta es siempre, formar un carácter cristiano.
Nuestra naturaleza pecaminosa.
Hemos nacido con una naturaleza pecaminosa y en un mundo pecaminoso.
Hábitos Amorales.
Hemos formado hábitos amorales, hábitos neutros que nada tienen que ver con el pecado. (Comer concuchara, usar el tenedor y el cuchillo, abrochar una camisa, o las agujetas, encender la luz, leer y escribir, etc.)
Hábitos Pecaminosos.
Pero también hemos desarrollado hábitos pecaminosos, producto de nuestra naturaleza y del sistema en que vivimos. (Contestar mal cuando nos hablan mal, dejar que el egoísmo busque siempre mi interés por sobre el del prójimo, en lugar de tener sed de justicia desarrollar sed de venganza, llegar tarde al trabajo, tener hábitos viciosos, etc.)
En la formación de un carácter cristiano debemos trabajar para cambiar nuestros hábitos negativos por otros positivos.
Cambiar un hábito neutro y mecánico es difícil, aunque no tanto como un hábito pecaminoso (hábitos neutros como caminar al mercado o a la escuela, cómo me lavo los dientes, tomar café). El verdadero trabajo consiste en cambiar aquellos hábitos que tienen que ver con sentimientos, o con la personalidad. Jeremías 13:23 Cambiar es difícil, pero es posible en Cristo. Jeremías 32:27.
El hecho es que no podemos adquirir buenos hábitos cristianos por nosotros mismos, solos sin la ayuda de Dios. El carácter cristiano es la suma de hábitos y costumbres Cristo-céntricas, actitudes espirituales y conducta sana, todo esto gobernado por el Espíritu de Dios que mora en nosotros. 1 Corintios 15:1
¿Qué tenemos que hacer para cambiar?
¿Por qué nos cuesta cambiar? Porque estamos muy cómodos viviendo como estamos, o bien porque ignoramos cómo hacerlo (Stg. 1:5-7), y por último porque tal vez ignoramos que debemos cambiar.
Para cambiar necesitamos.
Despojarnos o desnudarnos de la pasada manera de vivir (Efe. 4:22; 1ª Ped. 1:14-15).
Cambiemos hábitos malos por buenos ejemplos:
Si el domingo por la tarde no voy a la Iglesia por “pasar tiempo familiar”, lo cambio por ir a la Iglesia y pasar un buen tiempo “con la familia de Dios, en familia.”
Si acostumbraba a llegar del trabajo a ver la televisión.
Lo cambio por pasar un buen tiempo de devocional familiar.
Si en las mañanas me levanto y prendo la tele o el radio mientras hago mis quehaceres, pongo una predicación o buena música cristiana, y hago mis quehaceres.
Si en la navidad me gustaba ir a casa de mi familia en donde toman y tienen un ambiente muy mundano. Lo cambio por ir a la Iglesia y pasar la mayor parte del tiempo con la familia de Dios.
Necesitamos despojarnos de la pasada manera de vivir. Descubrir alternativas bíblicas que nos ayuden a cambiar. Colosenses 3:9-10; 12-13.
Que no sea en nuestras familias verdad el dicho: “No hagas lo que hago, haz lo que te digo”. La mayoría de los hijos que crecieron en la Iglesia, en las cosas de Dios desde pequeños y que de grandes no quieren saber nada de Dios o se alejan del Señor, es porque en su casa se aplicó este dicho.
No vivimos en santidad. Decía un hermano que cuando vamos a la Iglesia nos ponemos la máscara del santo y cuando llegamos a la casa la de blue demon, o peor nos ponemos las máscaras del famoso mil máscaras (es decir somos hipócritas). No estamos desarrollando verdadero carácter cristiano. Vivimos en nuestros viejos hábitos. Tenemos que renovarnos.
Cambiar la mente. Efesios 4:23; Romanos 12:2-3
Vestirse del nuevo hombre. Efesios 4:24; 6:11
CONCLUSIÓN: La práctica de la santidad, lleva a la santidad. Y si uno aprendió el mal, también puede aprender el bien. Esto requiere diligencia y energía, además de tiempo. Quizás los cambios no serán rápidos porque a menudo son el resultado de muchos años de labor paciente del Espíritu Santo quebrantándonos y llevándonos al cambio.
Pero recordemos que Dios ayuda, pero nosotros debemos aplicar los medios que El ideó para poder desarrollar mejor carácter cristiano:
Control por su Espíritu Santo
La oración
La alabanza
El agradecimiento
El estudio diligente de la Palabra de Dios
La obediencia
La comunión con otros cristianos
El discipulado (crecimiento a través de la predicación de la sana doctrina).
Si queremos desarrollar un verdadero carácter cristiano en nuestros hijos, debemos empezar por hacer cambios como madres, nuestros esposos como padres, y como familia en general. Nuevos hábitos bíblicos, son un buen principio para la formación de un verdadero carácter cristiano
Por; Hna.Hilda Pasos