domingo, 26 de diciembre de 2010

"La muerte y la vida están en poder de la lengua"
Y el que la ama comerá de sus frutos.
Proverbios 18:20-24                                                                             
Lucas 6:45

Introducción: ¿Sabias tu que cada palabra que sale por tu boca tiene tal poder que con ella puedes traer bendición ó maldición? Puedes edificar o destruir. ¿Sabias tambien que cada palabra que sale port u boca refleja claramente lo que hay dentro de tu corazón? ¿Como le hablas a tus hijos, a tu esposo, a tu madre y padre, a tus hermanos, a tus vecinos, a tus amigos, o a tus enemigos? ¿Te preocupas por hablar a cada uno con gracia y sabiduria para la edificación de sus vidas, o te dejas llevar por la passion, hiriendo y matando a todo el que se te cruza en tu camino cuando las circunstancias te sacan de tiempo? No solo el que escucha es afectado negativa o positivamente, tambien el que habla recibe sus consecuencias. “Porque por tus palabras serás justificado, y por tus palabras serás condenado”. (Mateo 12:37) Las personas que no conocen a Dios son descuidados en su hablar, pero los que conocen a Dios (sus hijos) debemos de ser siempre prudentes. La lengua es algo importante en la vida de toda persona. La persona que usa bien la palabra, edifica. La persona que usa mal la palabra, destruye. Cuando la persona edifica a eso la biblia le llama vida. Y cuando la persona destruye a eso la biblia le llama muerte. Lo que qiero decir con esto es que en tu boca esta la muerte y la vida.  ¿Que estas haciendo en tu hogar? ¿Destruyes o edificas?
Hoy estaremos conociendo todo acerca de la lengua (lo que hablas). Nosotros debemos saber lo que hablamos.

I. La vida y la muerte estan cerca de ti. Deutoronomio 30: 14-15
1. Lo que tu hablas tiene un impacto de muerte o vida. Prov. 18:20-24
a) Para tus hijos
b) Para tu esposo
c) Para tus familiares
d) Para tus amigos
II. Hablando cosas que destruyen.
1. Ninguna palabra corrompida salga por nuestras bocas. Efesios 4:29
a) No ayuda pero desayuda
b) Cuando algo esta corrompido-Corrompe
c) No da gracia al oyente-No lo estimula
III. La creación fue hecha por la palabra. Gen. 1:1-?
a) Fue la palabra la que creó
b) Fue la palabra la que dió vida
c) Fue la palabra la que hizo union
d) Fue la palabra la que hizo decision
IV. Hablando cosas que edifican. Stgo 3:11
1. No puedes hablar cosas que edifican y destruyen al mismo tiempo.
a) Por una misma fuente no puede salir agua dulce y amarga
b) Tienes que entusiasmar y motivar
c) Hablar cosas positivas- que edifiquen
9 tipos de lenguas:
1. Lengua lijera- Salmo 140:11 (el deslenguado)

2. Lengua necia- Prov. 18: 7
3. Lengua Burlona- Is. 28: 22
4. Lengua Maldiciente- 1ra de Cor. 5:11 y 6: 10
5. Lengua murmuradora- Stgo. 4: 11-12
6. Lengua Chismosa- Lev. 19: 16
7. Lengua Jactanciosa- Salmos 10:3 y Stgo. 3:5
8. Lengua Mentirosa- Salmos 101:7
9. Lengua Acusadora- Mt. 7: 4-5 y 1ra Tim 5:19
10. Lengua de Cristo-

martes, 17 de agosto de 2010

El desánimo


El apóstol Santiago dijo por la inspiración del Espíritu Santo: “El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos” (1:8).¿Conoce usted a alguien que hoy diga una cosa y mañana cambie de opinion? Sin lugar a dudas no sólo conoce a una persona así, sino a muchas.

El desánimo significa literalmente sin ánimo. Al señor y la señora desanimados los encontramos en el trabajo, en el vecindario, en la congregación y hasta en el ministerio.
El desánimo es una barrera sicológica que taladra los pensamientos. De ahí, taladra los sentimientos. Finalmente, llega y agujerea la voluntad. La persona desanimada se aprisiona en su propio calabozo por la falta de auto-estima, del deseo de querer superarse y de lograr realizarse en toda su potencialidad
El señor y la señora desanimados son muy volubles en su carácter y fracazan mucho en sus promesas. No están dispuestos a pagar el precio del éxito. Les agradan las cosas emocionales y del momento. Pero metas a largo plazo, que exijan disciplina, dedicación y paciencia, les hacen desistir fácilmente.


Bien claro dice el texto sagrado: “El hombre de doble ánimo es inconstante en sus caminos


Comienza muchas cosas, pero termina algunas. EL desánimo lo lleva siempre a un callejón sin salida.


La persona desanimada pierde la confianza de otros. Nunca es fiel en lo que se le encarga.


Mientras la emoción está en ebullición se mueven, pero cuando la emoción se apaga, se paralizan.


Tengo una receta para ti que te desanimas:


Admite que eres tú quien te desanimas y no culpes a otros.


Desarolla patrones disciplinarios.


Sé realista y práctico. NO te ilusiones. La ilusión lleva al desánimo. La realidad mantiene el ánimo.


Pídele ayuda al Señor Jesucristo. Es mejor que ningún consejero. Él sabe por qué tú te desanimas y te aflojas tan pronto.


No temas en orarle, llorarle y rogarle para que te inyecte ánimo. El gustosamente lo hará si tú lo dejas.

sábado, 14 de agosto de 2010

                                                                 - Betsabé -


2 Samuel 11:3; 23:8, 34, 39. I Crónicas 3:5
Testimonio de amor y perdón de Dios.
Rosie Ramírez
Cuernavaca, México


Ahora estaremos estudiando a una mujer muy famosa y conocida en la Biblia y que sé nos mostrará muchas cosas de cómo hacer y como no hacer las cosas. Quisiera primero comenzar con mencionar algunos hechos reales de su vida.


Esposo: Urías, David
Hijos: Uno sin nombre, Salomón, Sima, Sobad, Natán. (I Crónicas 3:5)
Ocupación: Esposa, Reina
Significado de su nombre: “Séptima hija” “Hija de la Promesa.”


Comenzaremos describiendo un poco de su historia. Betsabé era una mujer muy hermosa y sola, era la esposa de Urías el Heteo y la hija de Eliam o Amiel. Pareciera que ella salió de una familia que honraba a Dios ya que el nombre de su padre significaba, “Dios es cortés.”


Su padre fue uno de los oficiales valientes de David incluido en la lista de los valientes y poderosos en Samuel 23. Betsabé también era conocida como Betsúa (I Cron 3:5) un nombre cananeo que significa, “La hija de opulencia.” Quizá era una mujer rica que vivía en lujos y comodidades. Su esposo Urías es continuamente nombrado como “Urías el Heteo.”


Los Heteos era uno de los 3 pueblos principales en el medio oriente en los días bíblicos. Conocidos por sus actividades comerciales que incluían un extenso intercambio de caballos con Salomón.


Los Heteos habitaban entre los Cananeos y permanecieron en Israel, así que se casaban con los Israelitas causando divisiones familiares.


El matrimonio Urías era un retrato perfecto, un libro de romance. Betsabé hermosa y Urías un gran hombre militar. Así como su suegro- Eliam- Urías era un hombre honorable, incluido en la lista de los poderosos hombres de David. (2 Samuel 23:34.) Todo iba bien el hogar Urías hasta que él fue llamado a la guerra y Betsabé bajó su guardia.


¿Cómo algo que había comenzado tan bien terminó en algo tan mal? Esa es una pregunta interesante que descubriremos su respuesta mientras analizamos lo que sucedió en esta historia.


I. El gran Pecado. (2 Samuel 11:1-5) ( I Reyes 15:5) (Prov. 6:32)
Israel estaba en guerra con los Amonitas. El rey David se relajó y esperó en Jerusalén, mientras su ejército estaba ¡peleando en la guerra! Un comentarista hizo notar 3 debilidades de David:
a. Negligencia de sus actividades. 2 Samuel 11:1
b. Amor a la relajación. 2 Samuel 11:2
c. Ojos incontrolables. 2Samuel 11:2b
La situación estaba perfecta para la tentación. Quizá David estaba cansado de todas las batallas y quería descansar un rato. Después de todo había sido rey por 12 años hasta entonces. Asimismo Betsabé tenía tiempo en sus manos mientras su esposo estaba de viaje.
Parece que no tenía hijos y quizá estaba aburrida y deprimida. Eso no es un buen estado mental para una mujer.
Ambos tuvieron culpa en cometer su pecado. David planeó el encuentro ya que pregunta por ella en 2 Samuel 11:3 y supo que era casada. Asimismo Betsabé no se resistió. Cuando David la mandó llamar obedeció y fue desleal e infiel a su esposo.


Analicemos más de cerca la situación de Betsabé:
• Quizá ella deseaba la compañía de un hombre.
• Quizá ella se sentía sola y aparece nada menos que el rey David tan famoso y bien parecido.
• Quizá estaba necesitada de atención y cariño de alguien en esos momentos.
• No pensó en las consecuencias.
II. Podemos aprender mucho de la vida de Betsabé:


1. No mantuvo su guardia en alto. Esto es algo en lo que no podemos prescindir. Seamos precavidas cuando nuestro esposo no está en casa y se va por largos períodos de tiempo. Quizá por cuestiones de trabajo, a lo mejor es evangelista, conductor, piloto, etc. Mantente cerca del Señor para proteger tu mente y tus pensamientos.


Aléjate de:
a. La Internet. Puedes llegar a conocer a alguien que te ponga atención, te hable bonito, te diga cosas que quizá necesitas oír porque tu esposa no está, o a lo mejor él ya no te las dice, etc. ¡Cuidado y apaga la computadora!
b. La Televisión. No veas telenovelas son una basura, no dejan nada bueno al contrario a veces de tan familiarizada estas con ellas que ya no les ves nada de malo y he ahí el detalle, te desensibilizas de lo que es malo y te haces vulnerable al pecado.
c. No cuidar de tu apariencia. Sé modesta, hay mucha ropa bonita y jovial que es muy decente. Aquí Betsabé no dice donde se estaba bañando, pero de seguro no tuvo cuidado de ver si alguien la podía estar observando.
Querida hermana, tu vestimenta dice mucho de ti, cuida tu testimonio y el de tu familia, respeta a tu esposo por la manera en que te vistes.
Probablemente Betsabé nunca se imagino lo que provocaría con sólo darse un baño.
Cuida de tu alrededor, no dejes la menor duda de que eres fiel y leal a tu esposo. Guarda tu nombre. Ponlo en alto.
d. De las amistades incorrectas. Recuerda que tú ya no eres una mujer soltera así que tus amistades más cercanas no tienen que ser mujeres solas o solteras, ya que ellas te invitarán a salir a lugares que no le corresponde andar a una mujer casada. Selecciona a tus amistades. Aprende a decir “NO.”
No hagamos provisión para la carne no los deseos de la carne.


2. Betsabé no tenía que obedecerlo.
a. Ella sabía lo que era correcto hacer pero no lo hizo. Recordemos ala Reina Vasti que le fue pedido hacer cosas que estaban en contra de su conciencia y valores y se negó. Aunque le costó muy caro. Así también José, los 3 jóvenes hebreos, Daniel y Pablo. Estos obedecieron a la autoridad final y Dios los recompensó por ello.
b. Si Betsabé hubiera sabido usar su poder de influencia correctamente ella podría haber prevenido el pecado de David y la muerte de Urías. Esto nos lleva a estudiar un poco como debemos de responder ante la presencia del sexo opuesto y mantenernos puras aun siendo casadas.


• Mira a los hombres a los ojos, no solamente los mires a los ojos sino que también mantén una mirada discreta.
• Mantén una distancia segura o apropiada entre tú y el varón cuando estés hablando con él. Tienes que hacerlo de una manera que no piensen que estás coqueteando.
• Párate con una postura correcta cuando estés hablando con un miembro del sexo opuesto
• No uses movimientos inapropiados cuando te comunicas con otros. Recuerda que el lenguaje corporal revela el carácter de la persona.
• Habla con un hombre con una voz amable pero formal. Debe de haber una total diferencia en el modo en que una esposa le habla a su esposo y el que usa para hablar a otros hombres.
• Nunca sigas a un hombre con tus ojos cuando pasa junto a ti.
• Cuando hables con una pareja, primero saluda a la esposa e inclúyela en la conversación.
• Nunca des un halago acerca de la apariencia de un hombre.
• Establezcamos una gracia definida de una dama. Evitémonos mayores problemas que pueden terminar en adulterio o hasta en un divorcio.


3. Todo pecado trae consecuencias.
Aunque pequemos en secreto, las consecuencias casi siempre se hacen públicas. En 2 Samuel 11:26,27 “Oyendo la mujer de Urías que su marido había muerto, hizo duelo por su marido.” Me pregunto si lo amaba, si lo extrañaría, eso no lo sabemos, lo que si sabemos es que tomó tiempo para velarlo y después David envió por ella para hacerla su esposa.


Ella concibió y dio a luz un hijo varón que murió a los 7 días de nacido (2 Samuel 12:14,15) Dios se los quitó. Parece que era el primer hijo de Betsabé. ¿Te imaginas el dolor de perder un hijo? Imaginemos el dolor de ella de primero perder a su esposo y después perder a su hijo. Qué manera de pagar por su pecado y después Dios le dijo a David que toda su familia se tornaría en contra de él.


El pecado nos alcanzará. Así que piensa en las consecuencias. El pecado muchas veces nos lleva más lejos de lo que queremos ir, nos mantiene más tiempo de lo que queremos estar y pagamos un precio más alto de lo que estamos dispuestos a pagar.
Hebreos 13:4 “Honroso sea en todos el matrimonio y el lecho sin mancilla; pero los fornicarios y a los adúlteros los juzgará Dios.”


4. Dios es misericordioso y bueno.
Vemos aquí como Dios restaura vidas, perdona y nos vuelve a usar. A veces como a una vasija llena de grietas y falta de partes en ella pero El con su gran misericordia nos usa y nos sigue dando un propósito para vivir.


Dios le concedió otro hijo a Betsabé- Salomón y después de él otros tres. Dios es tan bueno que nos da otra oportunidad. Lamentaciones 3:22,23 “Por las misericordias de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias.” Quizá por la experiencia de Betsabé es la razón que Proverbios tiene tantas advertencias de la mujer extraña. Más adelante en su vida vemos que Betsabé todavía respetaba y reverenciaba a David. Asimismo David respetaba su opinión y tenían una comunicación abierta, lo vemos cuando ella intercede por Adonías en I Reyes 1:31.


Y después que David murió y Salomón asumió el trono, Salomón tenía mucho respeto por su madre. I Reyes 2:19. Dios en su misericordia restableció sus vidas y ella tuvo muchas bendiciones, ella es mencionada en el Nuevo Testamento en la genealogía de Cristo en Mateo 1:6. Aunque Betsabé pecó, no permitió que ese pecado le arruinara toda su vida. Ella se levantó siguió adelante y es por eso que Dios la usó como intercesora para proteger al reino.


Querida hermana si hay una mancha de pecado en tu vida que te tenga en cadenas, todavía recuerda que si le has clamado por su perdón Dios ya lo ha olvidado. Todo está bajo la sangre de Cristo. El ya no se acuerda de ello lo dice en Salmo 103:12 “Cuanto está lejos el oriente del occidente hizo alejar de nosotros nuestra rebeliones.”


El todavía desea de nosotras un caminar cercano a El, una comunión con El y todavía tiene un diseño perfecto para nuestra vida. ¡Gloria sea a su nombre!

viernes, 30 de julio de 2010


Quisiera Ser un Caballo...

... O por lo menos parecerme a ellos en algunas áreas. Estos últimos días ha estado con nosotros una excelente domadora de caballos, Joanne Johnk, quien se dedica a este negocio principalmente porque le apasiona hacerlo.
Por diferentes razones, yo pude estar presente en muy pocos momentos, pero pude ver algunas de las sesiones en vídeo y he escuchado mucho de los principios y métodos que aplica con los caballos. ¡Es fascinante! Pero me ha conmovido mucho ver el parecido que hay en el trato de Dios con Sus hijos al enseñarnos algunas virtudes de la vida cristiana. Así que, como diría un famoso reportero español: “sin ánimo de ser exhaustivos,” veamos algunas de estas similitudes.


1. El respeto. “El principio de la sabiduría es el temor de Jehová (Proverbios 1:7).” En palabras de Joanne: “Si el caballo te respeta, puedes hacer cualquier cosa con él.” Lo mismo es cierto en la vida del hijo de Dios. Si temiéramos al Señor con ese respeto reverente que merecen Su nombre y Su persona, también es cierto que Dios podría hacer con nosotros cualquier cosa; estaríamos listos para obedecer cualquier orden, para dejar de hacer cualquier cosa que no fuera agradable para nuestro Señor. Estaríamos en una posición en la que la sabiduría de lo alto podría gobernar y dirigir nuestras vidas sin que lo sintiéramos como algo gravoso. Necesitamos aprender a temer a nuestro Dios, mostrarle el respeto que Él merece.


2. La humildad. “Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes (Santiago 4:6).” En el picadero, Joanne se colocaba en el centro sujetando con una mano una vara larga con la que mostraba al caballo por dónde debía moverse; con la otra mano sujetaba una cuerda más larga que estaba atada a la brida del caballo. Si el caballo obedecía a la señal hecha con la vara, todo iba bien. Pero si no obedecía y se acercaba demasiado a Joanne, o sea, si ella lo llegaba a alcanzar con la vara, lo golpeaba con ella, porque estaba invadiendo su espacio. En sus propias palabras: “Si le puedo pegar (o sea, si está suficientemente cerca para que lo toque con la vara), le voy a pegar.” Al principio me pareció que esto no podría tener una aplicación espiritual porque siempre pienso en Dios deseando que nosotros nos acerquemos a Él. De hecho esa es una de Sus invitaciones para nosotros: “Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros,” nos dice Santiago 4:8. Pero también es verdad que a veces se nos olvida que debemos acercarnos a Dios en Sus propios términos. La razón por la que Joanne golpeaba al caballo si éste invadía su espacio, no era porque ella quería que el caballo huyera de ella o porque ella buscara un pretexto para poder desquitar cualquier frustración en contra del caballo, sino porque el caballo estaba intentando ocupar el lugar de ella, estaba intentando dominar la situación. ¿No es verdad que con mucha facilidad hacemos lo mismo con Dios? Intentamos gobernar nuestras propias vidas y, al hacerlo, invadimos el lugar que sólo a Dios le corresponde. Queremos ocupar Su lugar con soberbia, con arrogancia, con altivez, con orgullo. Dios odia estos pecados. Cuando alguien intenta acercarse a Dios según sus propias ideas o con soberbia, Dios lo resiste. Cuando nos acercamos a Dios debemos hacerlo con un corazón humilde, reconociendo que Él es Dios y nosotros solamente somos Sus criaturas.


3. La confianza. “No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia (Isaías 41:10).” Una de las primeras cosas que Joanne hizo con Polita, la más joven de las yeguas y que nunca había sido entrenada en lo más mínimo, fue atarle con una cuerda larga a la brida una botella de detergente vacía. Primero la dejó caer a un lado de Polita, esto era algo completamente nuevo para ella y, por lo tanto, le provocó muchísimo temor. Igual que la vez anterior, Joanne estaba en el centro del picadero sujetando a la yegua con una correa larga que estaba atada a su brida. La yegua saltó, pateó, se revolcó e incluso, si hubiera podido, habría salido volando para poder librarse de su tormento. Joanne estaba muy tranquila. Después de un rato de luchar, Polita se dio cuenta de que no tenía ninguna razón para tener miedo. La razón por la cual Joanne hizo esto era para entrenar al caballo a estar tranquilo o a responder con calma ante situaciones que le causan miedo. ¡Cómo me conmovió pensar que en cierta forma Dios obra así con nosotros! Cuando sabe que algo nos da miedo, no necesariamente nos libra de aquello que nos turba, sin embargo nos ayuda para enfrentar la situación. La clave: No podemos perder de vista a nuestro Señor. Cuando le damos la espalda intentando librarnos a nosotros mismos, dejamos de verlo a Él y sólo ponemos atención a nuestro problema. Sin embargo cuando lo vemos a Él, nos damos cuenta de varias cosas: Él está a mi lado, y no ha soltado la cuerda, Él no está alterado y puede darme la gracia que necesito para el momento.


4. El consuelo. “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil, para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17).” Los caballos son animales que quieren agradar (la mayoría), y buscan el reconocimiento de su amo; de hecho Joanne comentó que les encantan el público y los aplausos. Pero me llamó mucho la atención ver que el instrumento que ella usaba para golpear y corregir a los caballos era el mismo que usaba para acariciarlos o rascar su cabeza o lomo cuando hacían algo bien. Dios hace lo mismo. El instrumento que usa para “enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia”, es el mismo del que David pudo decir: “tus testimonios son mis delicias y mis consejeros... me regocijaré en tus mandamientos, los cuales he amado... ella (Tu Palabra) es mi consuelo en mi aflicción... mejor me es la ley de tu boca que millares de oro y plata... tu ley es mi delicia... ¡Cuán dulces son a mi paladar tus palabras! Más que la miel a mi boca (Salmo 119).” No debería extrañarnos. Lo que pasa es que en nuestras mentes muchas veces el castigo es una manera de desquitar nuestro enojo o frustración por algo que alguien ha hecho mal o en contra de nosotros y queremos demostrar que nos ha molestado el asunto. Cuando, según la enseñanza de la Palabra de Dios, la razón por la cual Dios nos castiga o corrige es para hacernos volver a la comunión con Él, es para restaurar nuestra relación con Él. ¿Qué mejor instrumento que Su Palabra, que puede corregirnos y consolarnos a la vez?


5. La libertad. “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud (Gálatas 5:1).” Uno de los caballos que entrenó Joanne en estos días era anteriormente miembro del ejército español. Había sido entrenado a obedecer con malos tratos, con el dolor que provoca el freno dentro de la boca del animal, y tenía que ir con las riendas muy tensas. En pocas palabras, el caballo obedecía como respuesta al intenso dolor que se le aplicaba. Por esta razón, no era un caballo fácil de dirigir y controlar. Joanne le enseñó a obedecer por gusto. Ella llevaba las riendas completamente sueltas y sólo hacía un suave movimiento de un dedo sobre la rienda a la derecha o a la izquierda para que el caballo girara en la dirección que ella le indicaba. Alguien dijo: “La idea es que al caballo le resulte un placer hacer lo que se le pide.” Después de entrenar al caballo, tuvo que entrenar a los jinetes. La frase más repetida esa tarde fue: “suelta las riendas.” En Cristo, Dios nos ha hecho completamente libres: libres de la esclavitud del pecado, libres de las consecuencias del pecado, libres de la vergüenza y el dolor que produce el pecado. ¡Libres! Y ahora, después de darnos instrucciones claras de lo que a Él le agrada y de lo que Él espera de nosotros, tiene sobre nosotros las riendas muy sueltas, no para que hagamos lo que queramos, sino para que, con un suave movimiento de Su mano, estemos dispuestos a seguir Su dirección por el puro placer de serle agradables y con un corazón lleno de gratitud por Su gracia y bondad hacia nosotros.


6. El dominio propio. “Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame (Lucas 9:23).” Después de trabajar un buen rato con el caballo “militar”, abrieron la puerta del picadero. Eso en la mente de este caballo quería decir: “¡tiempo de comer!” o “¡tiempo de descansar!” En cuanto vio la puerta abierta ya no quería obedecer, sólo quería pasar por esa puerta e ir a la caballeriza a descansar. ¡Joanne no pensaba lo mismo! Así que montó al caballo y comenzó a hacerlo trotar o a dar vueltas, pero pasando justo al lado de la puerta. Esa tarde aprendió una importante lección: él está siendo entrenado para hacer lo que su dueño quiere y no su propia voluntad. El Señor Jesucristo nos hizo una invitación: “Si alguno quiere venir en pos de mí... sígame.” Pero hay una condición: ¡ignore la puerta! O en otras palabras, “niéguese a sí mismo, tome su cruz.” El Señor Jesucristo ha pagado un precio muy alto por nosotros: Su propia sangre. No nos pertenecemos a nosotros mismos, por lo tanto no estamos aquí para hacer nuestra propia voluntad, sino la de Aquél que “nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros (Efesios 5:2).”


La mayoría de los caballos tienen el deseo de agradar a sus dueños y de cumplir su voluntad. Sin embargo no todos los caballos son iguales; hay algunos que no están dispuestos a ser domados, entrenados o doblegados. En más de una ocasión Joanne se ha dado por vencida con más de un caballo. Pero esos caballos no sirven para nada, de ninguna manera podrías poner tu vida en sus manos. Simple y sencillamente son inútiles. Es igual entre los creyentes: hay creyentes que están más que dispuestos a hacer cualquier cosa por su Señor, sin embargo hay otros que de ninguna manera están dispuestos a ser moldeados, entrenados, transformados. Nunca estarían dispuestos a doblegar su voluntad a Dios y, por lo tanto, no son más que instrumentos inútiles, no sirven para nada. Yo quisiera ser como un buen caballo, con un espíritu enseñable, con mansedumbre y con un corazón deseoso de agradar y complacer a mi Señor.


Amado Padre, perdóname porque en muchas ocasiones sólo vivo para agradarme a mí misma y para hacer mi voluntad. Cámbiame, Señor, y ayúdame a ser dócil en Tus manos para que Tú puedas transformarme y hacerme cada día más como Tú eres. Amén.

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